|
|
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
Autor: Prudencio García Martínez de Murguía.
Ex investigador de la CEH (Comisión de
Esclarecimiento Histórico de la ONU sobre Guatemala). Artículo publicado en La Vanguardia, el día 22 de septiembre de 2011 Las mayores atrocidades colectivas son habitualmente negadas por sus autores. Así sucede también en Guatemala, donde el genocidio perpetrado contra las comunidades mayas entre 1978 y 1983 por los militares y otras fuerzas a sus órdenes es negado por sus ejecutores. “Genocidio hubo en Bosnia, no aquí”, dijo en su momento uno de los máximos genocidas guatemaltecos. Pero, a su vez, los genocidas serbobosnios también niegan haber cometido genocidio alguno. Siempre es así. Hoy, ante ciertas acciones judiciales, los perpetradores guatemaltecos siguen pretendiendo negar lo abrumadoramente innegable. Los genocidas siempre creen que sus atrocidades quedarán desconocidas e impunes. Recordemos –salvando las distancias correspondientes- lo sucedido en la Alemania nazi. Cuando alguien insinuó ante Hitler que convenía limitar los excesos del holocausto, éste refutó así el argumento de los pusilánimes: “Mantengamos con la máxima dureza nuestra línea implacable contra los enemigos del Reich. Cuanto más llevemos al extremo el exterminio de nuestros enemigos, cuanto más colosales sean las dimensiones de nuestra tarea de limpieza, cuanto más ambiciosos y brutales seamos en ese propósito, menos podrá ser creída, ni conocida, ni reprobada nuestra actuación.” A lo que añadió: “¿Quién se acuerda hoy de lo ocurrido con los armenios en 1915? Nadie conoce lo que ocurrió allí, y nadie lo creería aunque alguien lo dijera. Lo mismo sucederá con lo que nosotros hacemos aquí.” Con estas palabras el führer se refería al genocidio cometido por los turcos contra la población armenia en plena Gran Guerra Europea, inmensa matanza (con más de un millón de víctimas en 1915-16) de la que nadie hablaba 25 años después. Como si nunca hubiera sucedido. Pero este planteamiento negacionista ignoraba un invento que iba a producirse en las últimas décadas del siglo XX: las llamadas Comisiones de la Verdad. Documentos masivos, basados en la trabajosa acumulación de miles de testimonios, sistemática y rigurosamente obtenidos, de quienes presenciaron los crímenes, de los familiares y víctimas supervivientes, de documentos inequívocamente demostrativos, e incluso –curioso fenómeno que siempre surge- de la aportación testimonial de un cierto número de perpetradores que, sin haber sido acusados ni convocados por nadie, comparecen voluntariamente ante la comisión investigadora y proporcionan contundentes datos reveladores de la verdad. Así ha sido también en Guatemala. Siempre es así.
Páginas relacionadas: Crímenes de Genocidio y Contra la Humanidad Procesos judiciales y Comisiones de la Verdad por graves violaciones de derechos humanos Tabla normativa básica de concordancias entre normas en relación a violaciones de derechos humanos
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|
|